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Literatura en tiempos de dictadura




Literatura y dictadura: la imposibilidad del silencio



El tema de la dictadura ha tenido amplia resonancia en la narrativa del mundo hispánico, especialmente en la novela de la América de expresión castellana, por motivos fácilmente comprensibles: la sucesión incansable en los dos últimos siglos de formas unipersonales de gobierno1. Debido a este recurrente aspecto, Hispanoamérica ha constituido más de una vez el escenario también de novelas españolas que tratan de la dictadura.

 La literatura durante la dictadura es una línea narrativa que trata temas como el exilio y el dolor, la vida y la muerte; relacionados estrechamente con el desarraigo de los países, del origen y de la identidad. Como es de esperar bajo cualquier régimen autoritario, la literatura sufrió graves trastornos producto de la censura y la autocensura. La literatura suele ser anticipatoria allí donde se hace imposible “el decir” social, allí donde la sociedad se vuelve a-dicta. Incluso, algunas veces, antes que el discurso historiográfico o político, es la literatura (en cualquiera de sus géneros) la que pone sobre la “mesa social” los grandes acontecimientos traumáticos.

Poesía social


La poesía desarraigada evolucionó a la poesía social, concebía la palabra poética como una herramienta para denunciar la injusticia. Se caracterizaba por un lenguaje sencillo, coloquial, con un carácter narrativo y una deliberada tendencia al prosaísmo. Es un estilo parecido al de “Hijos de la ira” con el que comparte sus rasgos. El principal precursor fue Miguel Hernández con “Viento del pueblo” y “El hombre acecha”. Dentro de la poesía social destacan:

- Blas de Otero: “Pido la paz y la palabra” y “Que trata de España” en los que denuncia la situación social del país.

- Gabriel Celaya: “Cantos íberos”.

- José Hierro: “Quinta del 42”, en su trayectoria poética va evolucionando a la vez que la sociedad.



La Narrativa


La novela de los años 40.


“La familia de Pascual Duarte”: novela existencial, reflexiona sobre la condición humana con mucha desesperanza y desarraigo, de Camilo José Cela marcó el inicio de una nueva tendencia, el tremendismo, que abordaba con crudeza los aspectos más descarnados de la realidad. “Nada” de Carmen Laforet narra el desencanto de una mujer universitaria, expresa el sin sentido de la existencia simbolizado en el amiente asfixiante y mezquino de una familia de clase media.




La nueva sociedad de los años 50.



Igual que en la lírica, la realidad irrumpió en la narrativa. Esta corriente empezó con un libro de Camilo José Cela “La Colmena”. Se distinguen dos corrientes:

 Objetivismo:

- Intención de que desaparezca el narrador o de que intervenga lo menos posible, se pretende registrar todos los comportamientos de los personajes y sus conversaciones como lo haría una cámara de cine, si añadir comentarios.

- Predomina el dialogo, quedando lo personajes caracterizados por sus comentarios y actitudes externas.

- La linealidad narrativa: los sucesos siguen la línea del tiempo, sin saltos temporales.

Autores: 

Rafael Sánchez Ferlosio “El Jarama” y García Hortelano “Tormenta de Verano”



Realismo crítico: comparte algunos rasgos del objetivismo como la condensación espacio temporal y la narración lineal, pero hay una intención social más explícita, denuncia las injusticias sociales. Los personajes reflejan en sus actos valores de la clase a la que pertenecen: obreros explotados, luchadores resignados, campesinos sufridos y esforzados y burgueses frívolos y egoístas. 

Temas:

- Tienen en común la sociedad española contemporánea: el atrasado mundo rural y sus duras condiciones de vida,

- La miseria y marginación de los suburbios.

- La vida de la burguesía ociosa y despreocupada.

Autores

Jesús Fernández Santos “Los bravos”, José Manuel Caballero Bonald “Dos días de septiembre”.



La novela experimental de los 60.


La novela social provocó el cansancio de autores y lectores a finales de los años 50. La publicación en 1962 de “Tiempo de silencio” de Luis Martín Santos, supuso el comienzo de la novela experimental.

 Características:

- Se busca la experimentación técnica y lingüística siguiendo a otros autores norteamericanos y europeos.

- El argumento pierde importancia y la acción es mínima.

- Los protagonistas no son seres definidos de los que conocemos su historia y sus costumbres, sino seres borrosos e inconcretos que permiten hablar a los escritos.

Autores:

- Luis Martín Santos: “Tiempo de silencio”

- Juan Benet: “Volverás a región”

- Juan Goytisolo: “Señas de identidad” 


Teatro


El teatro de los 50

Se estrenan algunas obras de intención social, los dramaturgos se dividen en dos tendencias, la posibilista de aquellos que están dispuestos a atenuar su crítica para conseguir que sus obras se representen en los mejores teatros y sean conocidas por el gran público como Antonio Bueno Vallejo; y la radical de los que se expresan con total libertad asumiendo el riesgo de que la censura impida que sus obras sean representadas o solo puedan representarse en lugares marginales con poco público como Alfonso Sastre.


- Antonio Bueno Vallejo: para sortear la censura y mantener su crítica social y política escribe obras históricas, ambientadas en sucesos clave de la historia de España que guardan cierto paralelismo con la España franquista, obras como “Un soñador para un pueblo” entre otras.

- Alfonso Sastre: sus obras conjuran la crítica social y política de la época de Franco con dilemas morales como “Escuadra hacia la muerte”, “La mordaza”, “La cornada” o “La taberna fantástica”.



El teatro de los 60

Hay una división entre el teatro comercial y el teatro marginal, el teatro que llega a un público amplio y el que llega a uno minoritario.

- Teatro comercial: destaca Antonio Gala con comedias melodramáticas de intriga o de humor y sin ninguna crítica social o política.

- Teatro marginal: tiene dificultades para ser representado por la censura política y porque los empresarios teatrales no querían arriesgarse con obras ideológicas que pensaban que no gustaría al gran grupo, pero sí que hubo autores de este teatro marginal que mostraron un deseo de experimentar nuevas formas que se alejaban del realismo como en la novela de los 60.

Dictaduras latinoamericanas


Específicamente en Chile, existieron dos generaciones surgidas en períodos de gran convulsión social: la primera es la de los Novísimos, en la década del 70, y la segunda, conocida como N.N, vivió su juventud marcada por el golpe militar de 1973 y la dictadura.

Dadas las condiciones de aislamiento en esos tiempos (los espectáculos, la vida nocturna y los viajes eran prácticamente imposibles); se vuelve a los autores clásicos. Lo anterior redunda en una literatura diversa en temas, lenguajes y formas, en las que ambas generaciones expresan sus anhelos de libertad, así como sentimientos de solidaridad y justicia.

De esta situación nace la llamada Literatura Chilena de Exilio, una literatura reflexiva sobre la historia reciente de Chile. Entre los representantes más conocidos de esta vertiente figuran nombres como Antonio Skarmeta, Poli Delano y Ariel Dorfman, todos fundamentales para las letras latinoamericanas de la segunda mitad del siglo XX.

En la nueva narrativa chilena, escrita entre los 80, durante los regímenes autoritarios, y los 90, tal como en la Argentina, existe una fuerte tendencia a utilizar la forma detectivesca para enfrentar la realidad. Esta es la denominada novela negra, siendo Edgar Allan Poe, el verdadero padre de este género. La novela negra, es el reflejo de países como Chile, que viven bajo una atmósfera asfixiante, por el miedo, la violencia, la falta de justicia, la corrupción del poder y la inseguridad. 

Es así, como esta nueva narrativa permite compartir ciertas lealtades culturalmente determinadas, que van a ir generando una identidad en esta clase de actores sociales, que han sido marcados por el desarraigo, el miedo y la muerte.
El modo privilegiado para rescatar el pasado es un formato policial que permite una excelente posibilidad de hacer literatura realista, y de tematizar el contexto social y político de un país bajo un régimen dictatorial.

 En su mayoría la nueva novela negra continental conforma una narrativa realista en torno a hechos criminales que suscitan una investigación. Así, recoge las inquietudes del individuo actual, del habitante de las grandes urbes, inmerso en sociedades donde su destino parece decidido por variables políticas y de poder que pocas veces coinciden con sus intereses.

La novela negra en general, y la hispanoamericana en especial, se destaca por la denuncia del abuso del poder estatal del régimen militar; por la glorificación de la dimensión ética de la verdad y de la justicia en la convivencia humana; por su rescate de valores humanos como la solidaridad y amistad.


La literatura durante la dictadura, ha permitido formar una identidad en aquellos sujetos que han sido víctimas de dictaduras, con una atmósfera asfixiante, con miedo y violencia; donde los regímenes dictatoriales han llegado a apoderarse de la vida de los individuos, interviniendo en las esferas más íntimas de los sentimientos humanos. A través de relatos, que intentan tematizar la realidad social y política de su país, bajo un régimen dictatorial, se va formando y moldeando esta identidad colectiva.

Finalmente, el fenómeno de la literatura durante la dictadura, al estar vinculado con el quiebre político y existencial de Latinoamérica, ha permitido dar cuenta de los grandes cambios que surgieron en estos períodos : de la espontaneidad y la reacción emocional al terror y la retirada. 

Desde la perspectiva de la literatura durante la dictadura se pueden observar cómo fueron cambiando los roles y las certezas de una sociedad, que no sólo ha tenido fracturas políticas y sociales, sino también fracturas existenciales.


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